Espíritus

Con la pupilas y las conciencias horrorizadas por el atentando del supermercado Hipercor, en julio de 1987 en Barcelona – que cobró la vida de 21 personas, y marcó uno de los puntos más bajos de apoyo a ETA -, llegó el Pacto (o espíritu) de Ajuria Enea, es en enero de 1988. Era un acuerdo para la “normalización y pacificación de Euskadi” que reunió a todas las fuerzas políticas vascas, menos a HB.
“Este Parlamento rechaza la utilización de la violencia tal y como viene produciéndose en Euskadi, insistiendo una vez más en la falta de legitimidad de los violentos para expresar la voluntad del pueblo vasco, así como en el rechazo de su pretensión de negociar problemas políticos, negociación que solo debe producirse entre los representantes legítimos de la voluntad popular”, dice el texto en uno de sus pasajes.
Y considera válidas, y apoya, las vías de reinserción para aquellas personas que decidan o hayan decidido abandonar la violencia con el propósito de defender sus ideas por cauces democráticos, respetando en cada caso la decisión que adopten las instituciones competentes del Estado a este respecto. Vazquez Montalbán cree que este espíritu fue duradero pero poco modificador de la situación. “Se trataba de uno de esos espíritus pasivos que permanecen semiescondidos en las esquinas de los salones de la Historia”, concluye. Un año después de la firma del pacto, ETA anunció una tregua de 15 días. El Ministerio del Interior afirma que la organización vasca inició contactos con el gobierno durante dicha tregua. Pero en realidad, se trataba de la etapa final de un acercamiento que llevaba gestándose desde 1984. Quién había lanzado públicamente la oferta de diálogo había sido José Barrionuevo, que por otra parte jugaba al terrorismo de Estado.
Aunque no debería ser curioso: el poder suele mostrar una doble moral, una para la foto, la otra de uso diario. Las conversaciones se realizaron en Argel – por lo que se las llamó Mesa de Argel. Pero tres meses después de iniciados, se rompió la comunicación, y los interlocutores de ETA fueron deportados a Santo Domingo, lo mismo que otros etarras que estaban en Argelia a diferentes países de África.
En 1992, el diario ABC publicó que desde la ruptura de las conversaciones en Argel, Rafael Vera había mantenido contactos con el portavoz de ETA en aquellas negociaciones, de los cuales el gobierno no informó. Durante el otoño de 1993 se volvieron a difundir informaciones sobre supuestos contactos entre el Ministerio del Interior, entonces dirigido por José Luis Corcuera, y algunos destacados dirigentes de ETA. El Gobierno volvió a desmentir cualquier contacto y supeditó el inicio del diálogo a un anuncio de tregua por parte de ETA, que nunca llegó a producirse. Ya en julio de 1997 ETA secuestra al concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco. La organización pide a cambio de su liberación que los 460 de miembros que se encontraban en cárceles dispersas por España vuelvan al País Vasco. Al no aceptarse la petición y vencido el plazo, el concejal es asesinado.
Este acto a sangre fría provoca que millones de personas se lancen a la calleenprotestahaciendo nacer el llamado “Espíritu de Ermua”. Desde este momento la presión policial y judicial se acentúa aún más. Francia detiene a 50 etarras. Ese mismo año la justicia procesa a la Mesa Nacional de HB y Garzón cierra el diario abertzale Egin. El Foro de Ermua, nacido tras el asesinato, es una “corriente ciudadana de opinión”, Entre sus fundadores se encuentra el filósofo Fernando Sabater. El foro manifiesta su radical oposición y denuncia del terrorismo en el País Vasco, así como de todas aquellas organizaciones políticas o pretendidamente sociales o culturales que justifican, apoyan y encubren la estrategia terrorista. A la vez que rechazan cualquier negociación política del Estado y de las diversas instituciones públicas españolas y vascas con la banda terrorista ETA.
El pacto de Estella, también conocido como pacto de Lizarra (localidad navarra), fue suscrito el 12 de septiembre de 1998 en la localidad navarra de Estella por el Partido Nacionalista Vasco, Herri Batasuna, Eusko Alkartasuna, Ezker Batua, y otras agrupaciones políticas. “El de Lizarra (Estella) sería un espíritu segmentado, fraguado por el PNV, EA, Izquierda Unida del País Vasco, ya a fines de la primera legislatura del gobierno de Aznar, ofrecido como un hecho consumado de avance hacia la negociación con ETA y respaldado por una tregua concedida por los etarras que duró un año.
Convencidos de la parálisis política que afectaba al PP y al PSOE en el tratamiento del problema vasco y de que el PP dependía de las ayudas del PNV en el Parlamento español, los firmantes de Lizarra forzaron la tuerca del soberanismo y plantearon con toda claridad el objetivo de la autodeterminación y de una negociación política con ETA”, sintetizaVázquez Montalbán.
En la parte inicial, se hace un recuento de los factores que propiciaron el acuerdo de paz en Irlanda del Norte. Entre ellos mencionan: “Todos los implicados en el conflicto han aceptado el origen y la naturaleza política del mismo. Desde ambos lados se dieron gestos de distensión sin que se exigiera inexcusablemente condiciones previas para el inicio del diálogo.
El reconocimiento del derecho de autodeterminación al conjunto de los ciudadanos de Irlanda ha traído consigo una profundización en la democracia Esas características políticas comprenden una concepción de la negociación realizada, no con la idea de ganar sino de resolver el conflicto”. Finalmente, describen la potencial aplicación para Euskadi de los pasos y actitudes tomadas en Irlanda del Norte, donde remarcan que la resolución política no puede excluir a los agentes implicados, en clara alusión a ETA. Y hacían hincapié en que la última palabra la debe tener el pueblo vasco, ya que de su futuro se trata.

No hay comentarios:

Publicar un comentario